Blogia
atravesdelespejo

No es pais para soñadores

No es pais para soñadores

Antesdeayer me metí en la cama a eso de las 2 de la madrugada con intención de cambiar mi ritmo de sueño después de muchos meses. Quise probar a vivir durmiendo de noche, como la gente normal, en lugar de conciliar el sueño cuando el sol comienza a despuntar. El sueño de los camareros. Supongo que por falta de costumbre, o quizás por resistencia a convertirme en algo normal, pasé toda la noche en vela oyendo soplar el viento contra la placa de metal del rellano, donde antes estaba un patio y ahora proyecta ser un ascensor. De momento es el hueco sin ascensor, y la placa que lo cubre para que nadie caiga en el rebotaba cada 60 segundos con una fuerza demencial. Mientras, la excamarera teñida de pelirrojo, sentada en la cama, desistía de su planteamiento inicial: dormir. Tampoco pudo hacer algo útil con ese tiempo en que el tiempo parecía no avanzar. No cogió ningun libro para leer, no pensó nada interesante, no teorizó consigo misma acerca de la vida, no vio ninguna pelicula, no escuchó ninguna canción. Se limitó a lidiar con su insomnio lo mejor que pudo, escuchando el ruido del viento (el viento hace ruido?), sentada en la cama, mirando sin fijar la mirada el póster de la película "Bullit" que reina en la pared de enfrente a donde duerme (o intenta dormir).

Steve McQueen me miraba con su pose burlesca, como queriendo decirme que él, pobre desgraciado, tampoco concilia el sueño ninguna noche, condenado a vivir dentro de los pósters.

A la mañana siguiente desperté en medio del estupor diciendo en voz alta "me he dormido?, que ha pasado?". Pero nada había sucedido, y si, finalmente conseguí dormirme aunque fue más bien como el cabo que hace guardia y se queda dormido cuando no debió hacerlo. Tuve la sensación de no haber descansado en un año, y mi día de ayer transcurrió entre la risa nerviosa que produce la falta de sueño y la extraña apariencia de que nada era real.

La noche siguiente, la de ayer, parecía tener un claro final: dormir. Hablé con Jose por telefono antes de caer demolida sobre la cama, y nada más colgar caí en un sueño que no solo no fue profundo, sino que apenas duró media hora. Despierta de nuevo, con los ojos despejados, intenté aprovechar de un mejor modo mi tiempo de insomnio. Recogí viejas revistas del revistero, me senté en la cama en pijama, encendí un cigarrillo y me dediqué a hacer algo que me encanta y que hace mucho no tenía tiempo para hacer: apunté nombres de discos y canciones para descargarme, que nunca descargaré; tomé notas de libros que me gustaría leer, pero que seguramente no llegaran a mis manos; escribí el título de películas que quiero ver, pero que probablemente nunca alquilaré.

Así sentada, me vino de pronto la idea de quedarme todos estos días enclaustrada en casa leyendo esos libros que nunca leo, viendo las películas que aun no he visto, descubriendo la música para la que no tengo tiempo. No se muy bien porque no lo hago, pero a veces siento la imposicion de salir a la calle, ver la luz, quedar con los amigos, tomar unas cervezas. ¿Por qué a veces me parece que las amistades y relacionarse es un deber, y no más bien una consecuencia lógica de vivir en sociedad?. Y por otra parte, no lo he vivido eso ya? Quiero decir que me encanta quedar con mis amigos, ver a mi amigo Javi (que es como un hermano) todos los días. Pero a veces lo siento como una digamos, autoimposicion. Porque cuando estoy sentada en la cama, pensando sin hacer nada en concreto, tengo el sentimiento de estar perdiendome algo, como si afuera de mi pequeño mundo todo fuera más interesante. Y sin embargo, cuando estoy en un bar tomando una cerveza, a veces me apetecería estar en casa, sentada sin nada que hacer. Supongo que no son más que caprichos y conflictos internos.

Hay gente que entra en el blog y me dice que es de lo más deprimente, que solo aporto cosas negativas al ciberespacio. Puede que tengan razón, pero por otra parte, yo hace tiempo que me acepté. Que acepté el hecho de que soy melancólica de serie, que tiendo a la tristeza, aunque mi yo social sea de lo más... sociable, alegre? Ya acepté que mi cerebro es, en un 30 por ciento, racional y práctico, y que esa parte siempre sale a la luz cuando estoy acompañada. El otro 70 por ciento, el que reservo para mi intimidad, es puramente soñador. En mi cabeza he sentido y vivido cosas que nunca sentiré y viviré en el 30 por ciento real. He sentido cuanto mi experiencia y mi edad me han permitido soñar y a medida que avanza el tiempo se me ocurren nuevas ensoñaciones. Me he imaginado mil veces siendo escritora, viviendo de ello, pero no era más que un sueño. Quizás no tenga nada de malo. Siempre pensé que los soñadores somos escritores, pero a lo mejor, voy aceptando ya, no es así. Quizas los escritores son escritores en su 70 por ciento. Y los soñadores no somos más que soñadores. Y digo, yo, si eso es lo que soy, si soy sencillamente una persona que sueña, que cojones tiene que tener eso de malo? Por que siento que tengo que justificarlo constantemente? Es mi elección al fin y al cabo.

Después de darle vueltas a todo esto, había pasado una hora, cuatro cigarrillos y Steve McQueen seguía dentro del póster. Luego me dormí sin dificulatades.

4 comentarios

TDesbocado -

Queria decir algo, no sabía cómo, pero esta cita de Poe la clava. Joe, qué pelotas somos todos!! Pues eso y que ya no son lo mismo los jueves noche, de hecho, ya no son. Ale.

Anónimo -

Siempre te quejas que no dejo ningún comentario, esta vez dejare uno pero no lo firmare XD.
¿Que pasaría si estuvieras en un sueño del que no puedes despertar, como distinguirías los sueños de la realidad?
-Morfeo, The Matrix.
Y una cita que creo que te viene al dedillo...
Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.
-Edgar Allan Poe

Sergio -

Steve McQueen sólo tiene esa pose burlesca mientras le miras. Cuando cierras los ojos o te das la vuelta, se baja los pantalones y te enseña el culo... Soñar es una gozada, pero dormir lo es más!
Besos mil.

Andor -

Deprimente?

Boh... Ya será menos...

Un beso, soñadora!