Viaje circular
Érase una vez dos chicas llamadas M. y P. que estaban hartas de la vida en Barcelona y decidieron poner rumbo a un lugar más... tranquilo? Sin pensarlo mucho el sábado por la mañana, con resaca y los ánimos revueltos, se montaron en el coche y avanzaron dirección Tarragona. El viaje fue tranquilo, agradable, lleno de música (Chrisitna y los Subterraneos, BSO Pulp Fiction, etc) y risas.
Nada más llegar se enfundaron dos bicicletas y recorrieron un pequeño pueblecito de pescadores perdido en el fin del mundo (o más bien en el final de Cataluña). Compraron comida, condimentos y cerveza para animar lo que tenía que ser una tarde de estudio y relax. Dos horas más tarde P. y M. estaban sentadas en la terraza del apartamento, haciendo dibujos e ideando fiestas multitudinarias para los amigos... y borrachas como cubas. Sin darse cuenta el vino y la cerveza había desaparecido. Y como era de noche salieron a comerse el mundo.
Fueron a parar a una discoteca pachanguera/house (hay que decir que el estilo musical de P. y M. no iba nada acorde con la discoteca) donde pasaron cuatro horas bailando sin parar subidas a los podiums y "des-soseando" el ambiente que en realidad era soporífero.
Al día siguiente les dolía la cabeza.
Y se fueron a la playa a tomar el sol cuales gambas en la arena. Comieron en un chiringuito, volvieron al hogar, vieron la tele, rieron... y las niñas tuvieron que volver.
La vuelta fue muy tranquila, aunque en la mente había un pensamiento machacante rondando: ¿por qué volver? ¿por qué no dar media vuelta e iniciar una aventura estilo Thelma & Louise? Pero el sentido común pudo con las ganas y dos horas más tarde estaban de regreso en la gran ciudad.
Y de nuevo en la realidad...
3 comentarios
Eriador -
eMe -
dragonfly -
Un beso